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Estación Guadalupe

Entre los años 1960 y 1961, un grupo de hombres vecinos de Guadalupe llenos de entusiasmo, deciden conformar una compañía de Bomberos Voluntarios y además tenían el ambicioso proyecto de construir una estación en la localidad.

Este grupo de optimistas muchachos, para entonces, ya se empezaba a reunir formalmente contando con apenas un cuaderno y un lápiz, material con el que ya se llevaban las primeras actas de las reuniones realizadas en forma periódica. Conformaron una Junta Directiva constituida por apenas sus tres figuras fundamentales: presidente, secretario y tesorero; esta fue presidida por el señor Rodrigo Montero Jiménez. A este grupo inicial se le fueron agregando más personas, hasta alcanzar la cantidad de treinta y nueve personas, motivo por el cual era una necesidad conseguir un local en donde se pudiera empezar a construir este gran sueño; fue entonces cuando el señor José Zárate ofreció la soda Glacial, la cual era de su propiedad y se encontraba ubicada al costado norte del parque, lugar donde fuera el punto de encuentro de los futuros bomberos.

En esos momentos, y dado el entusiasmo de todos, ya se empiezan a ver los frutos y es cuando se cuenta con el apoyo del entonces mayor Víctor Manuel Hernández, de su hijo el capitán Manuel Hernández y del mayor Ricardo Bonilla Brenes; gracias a su ayuda empezaron a llegar las primeras mangueras y pitones a Guadalupe, lo cual significó, en ese momento, un regalo de navidad. Dentro del mismo grupo hubo estímulos e ideas muy importantes como la del señor Julio Guillén quien, inteligentemente, hizo ver la necesidad de involucrar a personas influyentes de la comunidad, con el fin de que el INS pusiera atención a la solicitud de crear una Estación de Bomberos en Guadalupe.

Siguiendo la idea del señor Guillén se abre la invitación en una sesión general, llevada a cabo en el local de la Cruz Roja, donde se presentaron cincuenta y tres personas, además se contó con la presencia de los mayores Hernández y Bonilla y la de los diputados Harry Arrieta y Milton Gutiérrez, así como personas importantes del cantón: el señor Nen Jiménez, Leonel Siles y Ricardo Zeledón.

En ese importante momento es cuando se logra constituir el comité pro Cuerpo de Bomberos de Guadalupe, quedando integrado de la siguiente manera: presidente: diputado Harry Arrieta, tesorero: señor Nen Jiménez, secretario: Ricardo Jiménez.

Ya entonces las prácticas Bomberiles se hacían más frecuentes y el número de aspirantes crecía en número y fuerza. En ese momento se facilita un terreno para construir el primer local (galerón) cedido por el señor Enrique Sánchez, vecino de Guadalupe, y con el esfuerzo de todos y fondos propios por aporte de los Bomberos, se logra este primer galerón. Luego de ahí, y pasando primero por el salón parroquial de Guadalupe facilitado por el Cura Párroco Padre Mata después de haber tenido que abandonar ese primer local debido a que el alquiler que se pagaba había subido a 150.00 colones, es que se construye el siguiente galerón al costado sur de la Iglesia de Guadalupe para entonces poder albergar la primera unidad asignada a Guadalupe, la cual era una carreta con mangueras remolcada por un jeep; después que el Padre Marvin así lo permitiera, como encargado de la iglesia y sus propiedades en ese momento.

Con mucho esfuerzo, el comité conformado, logra que los diputados Arrieta y Gutiérrez obtengan una partida específica, asignada a la municipalidad de Goicoechea, para que se compre un terreno propiedad de la junta de educación, el cual posteriormente es trasladado al INS. Este trámite fue realizado por el señor Edwin Corrales, superintendente de bomberos con el cual se inicia la construcción de la actual Estación de Bomberos de Guadalupe, con el Apoyo del entonces Gerente General del INS Señor Andrés Brenes Mata.

Para este momento y luego de tres años de trabajo, esfuerzo y dedicación, el 20 de setiembre de 1963 se emite el acuerdo número 650 de la Comandancia de Bomberos Voluntarios y la autorización del INS para aumentar en 20 miembros el personal Voluntario a efecto de disponer en ese preciso momento la formación de La Compañía N 11 de Bomberos Voluntarios en Guadalupe. Se nombra en la jefatura de esa compañía al teniente Carlos Ortiz Arley y como inmediato auxiliar al sargento Rodrigo Montero Jiménez con el recargo temporal de funciones en la estación de Barrio México. Como dato interesante, se menciona que este acuerdo tiene efecto retroactivo al primero de setiembre de ese año, quedando así para la historia.

Se recuerdan personajes de importancia en toda esta trayectoria como lo fue el antes mencionado Presbítero Alberto Mata Oreamuno, quien prestó su valiosa colaboración impulsando a los bomberos y prestando la casa del señor para numerosas maniobras bomberiles, de las cuales algunos recuerdan las famosas lanzadas a la lona desde el campanario de la iglesia. Además, se había formado un comité femenino presidido por la señora Luz Blanco Cordero, su hija Estelita Brenes y otras damas que en estos momentos escapan a la memoria, pero que colaboraron con trabajo y ahínco en todo lo concerniente a la nueva Estación de Bomberos de Guadalupe.

Como último dato de ese recorrido hasta llegar a donde se encuentra la actual estación, fue el galerón que existió al costado norte de esta y que, por fin, en 1972, pudiéramos ocupar la que hasta este momento nos da albergue, no sólo como lugar de trabajo, sino como casa donde compartimos innumerables experiencias como hermanos bomberos que somos.

Recordaremos también como primera escuadra de bomberos permanentes al capitán Guillermo Solano como jefe y otros compañeros como Álvaro Villalobos, Adán Acosta, Manuel Arroyo, Manuel Gutiérrez y Orlando Díaz.

Guadalupe
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